sábado, 22 de agosto de 2015

TODA DOLENCIA O ENFERMEDAD ES UN LLAMADO DE ATENCION.



Cuando hay una dolencia, una enfermedad o algo crónico que pone en riesgo la vida, simplemente es porque hay algo en ti, a nivel inconsciente que está impidiendo que reaccione al proceso de sanación, que es natural en el cuerpo humano.

En cada dolencia o enfermedad, ya sea física, psicológica o mental, siempre está de por medio la emoción. Hoy sabemos que para producirse una enfermedad se debe conjugar algunas cosas, como elementos genéticos, ambientales y sobre todo emocionales.

No, nos enfermamos de cualquier forma, ni de cualquier parte del cuerpo porque sí; hay una razón, es un llamado de atención a determinada área de nuestra vida, algo que hay que resolver allí, porque se han creado elementos emocionales inarmónicos que impiden el equilibrio, la paz, el fluir de la vida, bloqueando la comunicación con todo mi ser. Para su recuperación es importante el perdón, en sus diferentes formas, ser consciente de lo que creo este malestar, en lo físico mental, hacer cambios para reconectarse con la sanación.

Se está padeciendo de muchas enfermedades, que su causa es psicosomática, (emociones no resueltas) con el fin de que retomemos los valores, las cualidades y los talentos que cada uno de nosotros tenemos, (Amarme y valorarme). Es cierto que le hemos dado poder al afuera, hacer cosas para los demás, a vivir por los demás, a esperar de los damas, a creer que todo se nos da, todo esto es lo que está generando esas dificultades en las diferentes áreas de la vida.

Este mundo moderno nos está llevando a algunas tendencias (tecnología usadas con poca responsabilidad) en las cuales no hay espacio para uno, para las caminatas, para leer, para aprender algo nuevo, para retomar las actividades que en algún momento nos hacían tan felices. Todo porque estamos viviendo una vida de rutina, (un mundo de rutina). Eso se ve hasta en los programas de televisión, las mismas cosas.

Esta rutina va creando las dificultades, los atrasos y actitudes de no poder hacer nada, es ahí donde empieza a aparecer las dolencias, las molestias, los conflictos, para avisarnos que no vamos en el mejor camino. Nuestra naturaleza de evolucionar, de crecer en todo momento, se ve obligada a tomar otras alternativas.

Cuando estamos en esa rutina, la misma naturaleza de nosotros busca el cambio y una manera práctica para retomar nuestro proceso de vida, es generar una dolencia, una molestia, así tendremos tiempo para nosotros mismos, para reconciliarnos con muestro espíritu, con nuestro entorno, con muestra naturaleza.

La invitación es cambiar la rutina, estar alerta, pendiente de uno mismo, hacer cosas nuevas, orar, hacer ejercicio, generar planes nuevos, metas, propósitos, que nos den vida, alegría, fe, energía, y lo más importante el servir, hacer el bien y obrar bien.

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